jueves, 24 de noviembre de 2011

Soy un artaburu abstencionista


Soy un artaburu abstencionista
Alots Gezuraga, Erregoiti (Nabarra)

"Lo que hay que recuperar fundamentalmente es nuestra mentalidad vasca, es nuestra conciencia profunda, el estilo con el espacio de nuestros comportamientos. (…) Hoy abertzale si no quiere decir revolucionario no quiere decir nada" Jorge Oteiza, escultor.

El domingo de las elecciones españolas lo pasé disfrutando con mi familia en el monte y hasta las 21.00h de la noche no me preocupé por ellas y todo por un correo que me mandó un nafarzale para decirme que había ido a votar.

Es decir, una persona que reconoce y es perfectamente consciente de que su país está invadido, en un proceso de asimilación-colonización alto, va a votar en unas elecciones organizadas por los imperialistas, su ejército y su jefe de Estado (un rey puesto a dedo por un dictador), elecciones que lo que hacen es reafirmar el modelo totalitario español en este país haciéndolo pasar por “democrático” ante al mundo (“el imperialismo es especie del totalitarismo”), y lo hace aduciendo dos “curiosísimos” argumentos:

a. “Es que si no, el puesto lo va a ocupar uno del PPsoE”… Lógico, ¿no son acaso puestos de la administración-gobierno español?
b. “Voto por ver qué hacen Amaiur-Geroa Bai o el Pnv en Madrid”… ¿Y dónde queda la estrategia para liberar a nuestro país? ¿Para qué van a Madrid estos partidos?

El objetivo, en estas elecciones, manifestado por todos los “partidos abertzales” que se han presentado en la CAV o CFN (divisiones administrativas imperialistas que también se aceptan al participar en estas elecciones), es el mismo: “Un marco de decisión propio”. Y ante esto, es razonable preguntarse, ¿Y cómo lo esperan conseguir? ¿Un Plan Ibarretxe II? ¿Volverán a ir a Madrid con el mismo cuento?

Al aceptar, sin condiciones previas, participar en el vigente marco imperialista español y su juego de “mayorías-minorías”, ellos, son 13 de 350, ¿Con qué apoyo cuentan para sacar adelante en las Cortes españolas su “Plan”?

La cuestión parece clara. Maite Aristegi, diputada española por Amaiur dos días después de las elecciones, comenta: “Iremos a la cita con el rey (de España) para llevarle nuestro mensaje” (¿?).

Al participar en unas elecciones españolas en estas condiciones, nuestro pueblo pasa de ser un sujeto político definido a objeto político diluido. Una parte más del Estado español, y así, un abertzale se convierte por esa fórmula de alquimista en “tan español como un madrileño o un andaluz”.

Lo curioso es que este objetivo de los “partidos abertzales” es el mismo que el del carlismo-foralismo del siglo XIX, de cuyas sangrientas derrotas y demostración práctica de la imposibilidad de una España “democrática y confederal” no han sacado sus descendientes, los “partidos abertzales”, conclusión alguna, ni siquiera tras padecer la visceralidad española en sus propias carnes tras el alzamiento militar de su ejército en 1936.

En Madrid, en realidad y pese a lo que nos quieran convencer, no se consigue nada que no nos hayan quitado ellos antes, y, en todo caso y a lo sumo, unas cuantas perras a conveniencia de Madrid, que en realidad lo que hace es robarnos menos. Así, de la tan cacareada transferencia de Langai-Fomento no "ha venido" nada, sino que nos roban un poco menos; pero a los políticos españoles les da igual, les basta con subirnos luego el IVA u otro impuesto-imperialista para compensar y se acabó.

La mejor de las anécdotas de estas elecciones se la oí a un amigo abstencionista-convencido que no había votado nunca hasta el domingo. A mi amigo, su mujer le obligó a ir a votar “aunque fuese en blanco”. Esta mujer estaba histérica a causa del monopolio de la información por parte de los electoralistas, que hace que en todas las votaciones parezca que se va a acabar el mundo, lo que convierte cada cita electoral en la más importante de la historia (lo que ocurre cada un par de años de media).

Este hombre, abstencionista convencido durante casi 40 años, se tuvo que vestir con sus ropas de domingo, igual que sus hijos, y acudir al colegio electoral. Se introdujo dentro de la caseta de votaciones para coger algún sobre, pues como es natural no había guardado ninguno de los que le habían llegado por correo, y le dijo a su hija de 8 años que eligiera una papeleta cualquiera al azar, lo cual la niña hizo gustosa y fue a depositar, todo contenta, en nombre de su padre, en la urna, con lo que a mi amigo le quedo limpia su conciencia al no tocar ninguna de esas papeletas y no saber a quién votó (o si fue un voto nulo), además se lo pasó en grande pues fue como ir al parque con su hija a jugar a la “democracia a la española” … eso sí, por “imperativo legal” de su mujer.

Cumplido el trámite familiar que le evitó un costoso divorcio, mi amigo, a la salida del colegio electoral, se encontró con un extranjero de nacimiento, aunque español de carnet, con derecho a voto por tanto, (vamos, como cualquier colono español en nuestra tierra), el cuál le preguntó: “¿Es aquí donde tengo que elegir al presidente?”, a lo que mi amigo, con su particular sorna, le aclaró: “No, eso ya lo han decidido ellos, usted sólo tiene que hacer el paripé”. El extranjero se quedó más tranquilo y se fue por donde vino.

Las elecciones a las Cortes españolas son las más importantes, pues en ellas, al menos en teoría, descansa la soberanía del Estado (aunque bajo la amenaza permanente de su ejército y jefe de las fuerzas armadas o rey, tal y como señala su Constitución), ya que el resto serían elecciones donde sólo se decide quién va a gestionar las diferentes administraciones españolas que derivan de esas Cortes.

En estas elecciones a las Cortes españolas, sólo hay 2 partidos con posibilidades de ganar (que además, acuden, como todos, con listas cerradas, por tanto sólo hay 2 posibles ganadores), partidos que son de similar corte político –nacionalistas españoles a ultranza- y tienen igual programa electoral real (no el imaginativo “papelote” que presentan al público); pues el programa real no lo hacen ellos, ya que los que mandan hoy de verdad en la Unión Europea son los financieros, siendo la canciller alemana su ejecutora material, tal y como se ha demostrado en Italia y Grecia.

En estos estados, por primera vez en la historia y sin que mediara la violencia armada (sólo la amenaza de la bancarrota), los financieros han hecho dimitir a sus jefes de gobierno y han puesto a otros más adecuados para sus intereses económicos sin que el pueblo fuese consultado. Resulta paradigmático que tanto Draghi, como Monti como Papademos sean ex Goldman & Sachs.

Eso sí, todo ha sido muy democrático (estoy siendo irónico, claro), aunque “esta vez” no haya habido elecciones o pudiera el pueblo decidir nada, pese a manifestarse espontánea y violentamente en la calle como en el caso de Grecia, si bien sin la habilidad de reconducir esa ira hacia un objetivo político concreto como, por ejemplo sí ha ocurrido recientemente en varios pueblos musulmanes de Oriente Medio.

La UE la están construyendo los financieros, creando una Unión Financiera de Estados o plutarquía, la cual está pasando por encima de los propios ciudadanos europeos, como se demostró en los diferentes referéndums de Maastricht. Allí donde la población votó “no”, no ha pasado nada ni ha cambiado nada, sigue todo adelante; lo mismo que los inexistentes referéndums de incorporación a la UE. Parafraseando al humorista Groucho Marx: “Estas son mis elecciones y si no sale lo que quiero, tengo otras (o no)”.

Pero no nos engañemos, este paripé electoral tiene una sustanciosa recompensa económica. Por voto, en estas elecciones, cada partido saca 30 euros. Por ejemplo, Amaiur o Pnv con más de 300.000 votos a 30 euritos: se llevarán 9.000.000 de euros al zurrón y Geroa Bai más de 40.000 votos 1.200.000 euros. Lo que está claro es que están bien pagados estos partidos abertzales por el imperialismo (www.noticiasdenavarra.com/2011/05/11/especiales/elecciones-22-m/el-voto-da-el-poder-y-dinero).

Iñaki Antigüedad de Amaiur, en el mitin principal de la campaña en Anoeta dijo: «Si conocéis algún independentista, de esos puros-puros, que diga que éstas no son sus elecciones ni sus instituciones y que se va a abstener, le llamáis artaburu. Que mire cuál es la secuencia, que éste es un voto bumerán que se lanza desde Euskal Herria, va a Madrid, coge fuerza, y vuelve a Euskal Herria». (“Que nos golpea en la cara y nos la rompe”, añadiría yo). Lo más triste es que de estas palabras se desprende que para un abertzale como Antigüedad, éstas eran sus elecciones y sus instituciones, pero, además, lo que no nos dice Iñaki es lo único que a mí me interesa: ¿Qué va a hacer con mi voto para liberar a este país? No lo sabe, pero pasa igual con el resto de los “partidos abertzales” que se han presentado. No tienen una estrategia para liberar a este país ni para gobernarlo después.

Al final de la noche electoral española, Rubalcaba (PsoE), empezó su discurso de candidato perdedor diciendo: "Una gran participación, la España democrática ha ganado". El que se quiera ponerse una venda en los ojos y celebrar una nueva derrota para demostrar al mundo que este país está invadido, mental-culturalmente colonizado y económicamente explotado, él sabrá por qué y sobre todo a quién sirve. Rubalcaba ya se lo ha agradecido. Yo prefiero que me llamen “artaburu”, así nos han insultado históricamente los imperialistas españoles por no hablar su idioma y ahora lo hacen algunos abertzales por no querer participar como ellos de esta farsa totalitaria-española-europea que llaman “democracia”. Engañar a un pueblo es fácil, máxime a un pueblo colonizado como el nuestro. Lo difícil es corromperlo del todo. Eso supondría su fin como pueblo.

Si alguno quiere profundizar en el tema sólo tiene que leer el IPARLA 10 (http://iparla.wordpress.com/), del que extracto un breve: “Faltos de la referencia de la resistencia popular en que no han creído nunca, confunden el oportunismo y el electoralismo con la política de liberación (…).

La ley de la pluralidad de sufragios es ella misma un establecimiento de convención y supone, al menos una vez, la unanimidad. Formal y materialmente, las elecciones libres suponen la libertad política (…).

Según la propaganda institucionalista, la política se hace con los votos. En una sociedad política lo más importante es el voto. La democracia empieza con los votos y las elecciones. La democracia consiste en mandar diputados al parlamento. La democracia es hacer lo que quiere la mayoría, que se suban a un barril para pedir el voto de los ciudadanos ”, etc. Estas afirmaciones suponen que el régimen de ocupación es, “en realidad”, un régimen democrático por el simple hecho de convocar sus “elecciones”, cualesquiera que sean y en las condiciones que sean (…).

Lo que los adalides de la lucha armada y la guerra revolucionaria denunciaban en 1977 como traición al pueblo y a la democracia. Pasó a ser primera exigencia en 1979, primero como “complemento” de los atentados, votando en las elecciones “con el compromiso de no figurar” en los órganos institucionales. El compromiso se superó rápidamente con representantes, diputados y senadores a sueldo “democráticamente elegidos”. Pero sólo en democracia cabe tener actuaciones y representantes institucionales democráticamente elegidos. Cuando se subordinaron a la participación, los atentados pasaron a ser complemento de la vía institucional. Finalmente, el voto y la participación orgánica tenían por condición el compromiso de abandonar los atentados por “la vía democrática en ausencia de toda violencia (…)”.

En el régimen imperialista y fascista votan los que los monopolios de violencia y propaganda quieren que voten, lo que quieren que voten cuando, como y donde quieren que voten. Si el resultado electoral no es “el que debe ser”, se cambian las reglas y los votantes, los manifestantes y los pueblos para asegurar el buen funcionamiento de la institución. De todos modos, el poder establecido juega con tan desmesurada ventaja política que procesa en su favor todos los resultados, le sean o no formalmente favorables. Las “mayorías” e incluso las minorías del poder establecido se utilizan. Efectivamente, los innumerables “triunfos” electorales de los institucionalistas periféricos son peripecias que se limitan, recuperan y entierran bajo el peso sin contrapeso de las instituciones.

Pero los institucionalistas locales no están tan locos ni son tan tontos como aparentan. Bien al contrario. Atentos al interés y al beneficio propio y al de su clientela, les tiene sin cuidado el coste social de todo ello, siempre y cuando, duren las subvenciones, los privilegios, el nepotismo, los enchufes y las doradas sinecuras “privadas” por servicios prestados o por prestar (…).

En tales condiciones, o el pueblo tiene fuerza o no la tiene. Sin oposición estratégica, las “elecciones” se pierden siempre. La derrota está implícita en las condiciones impuestas por quienes las organizan y las gana SIEMPRE el régimen que las promueve”.

martes, 15 de noviembre de 2011

20N: los patriotas nabarros lejos de las urnas españolas


20N: los patriotas nabarros lejos de las urnas españolas
J.X. Mauleon, Cadreita-Nabarra

Para todos aquellos compatriotas que nuestras sus dudas sobre lo que tienen que hacer, o no hacer, en la tragicomedia colonial española del 20N, que la Corona Española prepara no solo en su metrópoli, sino en la colonia surpirenaica de Nabarra y en sus colonias africanas, Islas Canarias, Ceuta, Melilla y otras islas marroquíes. Deben saber que votar, sea lo que sea, es legitimar la falsa democracia española y el status político colonial que sufre el Pueblo-Nación de Nabarra.

Incluso se realiza dicha legalización del imperialismo español si se vota nulo o blanco. Por lo general, todos los patriotas nabarros nos negamos a votar en cualquier elección montadas, amparadas y amañadas por la monarquía española y sus esbirros -entiéndase partidos políticos españoles, autonomista o nacionalistas vascos asimilados, regionalistas colaboracionistas, etc., etc.-, que indudablemente han reconocido la bandera roja y gualda, la monarquía y el sistema electoral antidemocrático, así como la presencia colonial española en las tierras pertenecientes a los nabarros al sur del Pirineo.

Nosotros, los soberanistas, independentistas, estatalistas y legitimistas nabarros, insistimos que el 20N, día que se celebran las elecciones a las Cortes Generales del Reino de España-Parlamento y Senado-, es un problema exclusivo de los habitantes de la metrópoli española y que ellos sabrán o deberán saber lo que tendrán que hacer para salir de la terrible situación económica que padecen, con alto paro. Los españoles son mayores de edad, llevan muchos años de lucha y sabrán cómo salir de este abismo ante el que se encuentran; no somos nosotros los nabarros, los trabajadores, los empresarios, los estudiantes, los parados o los campesinos, los que les tengamos que decir cómo actuar. De todas maneras, en el Reino de España hoy en día se ha caído en el bipartidismo, que es lo que siempre buscaron los dirigentes de esos partidos, PP y PSOE, cuyos dirigentes y miembros son enemigos irrefutables de la independencia del Estado de Nabarra,

El acto de votar el próximo día 20 de noviembre, es tan negativo para nuestro objetivo libertario e indisputable tan antinabarro, como Luís IV de Beaumont y los vasco-castellanos que bajo estandarte español invadieron y ocuparon el Reino de Nabarra en el año 1512.

Todos aquellos nabarros dejando a un lado su sentimiento patriótico y que se consideren republicanos, deben tener presente que al acudir el 20 de noviembre a votar en las elecciones a Cortes Generales del Reino de España, no solo están legitimando la brutal e imperial colonización española que sufrimos el Pueblo-Nación de Nabarra al sur del Pirineo, sino que a su vez, están legitimando el sistema monárquico. Todos los partidos, agrupaciones o coaliciones políticas que se presentan con sus candidatos a las elecciones del 20N, sin importar si son de izquierdas, rojos, zurdos, verdes y cualquier color y dirección que se os ocurran, están legitimando de manera consciente a una Corona extranjera en esta nuestra tierra, simplemente por estar dadas de alta en el imperial y colonial Reino de España.

Quien crea que en las Cortes Generales del Reino de España alcanzaremos la libertad tras recuperar la independencia y soberanía de Nabarra, simplemente peca de un gran grado de ingenuidad. En cambio más indignate para los patriotas nabarros son aquellos que, desde sus legalmente españoles partidos, agrupaciones y coaliciones, predican que el noble objetivo libertario que persigue el Pueblo-Nación de Nabarra se puede lograr en las Cortes de la metrópoli española, sencillamente están engañando a todo el Pueblo-Nación de Nabarra para alcanzar su beneficio personal.

Por otro lado, los partidos nacionalistas, colonialistas y monárquicos españoles, en sus programas electorales, no están previstos el problema colonial de Nabarra, ni su tramitación para abandonar nuestra Patria ocupada, ni para establecer un calendario de Descolonización de la colonia surpirenaica de Nabarra, que desde hace muchos años estamos pidiendo desde el Pueblo-Nación de Nabarra. Por cierto, aún no conocemos un partido político español, de esos que nos visitan por aquí buscando votos, que tenga en su programa la descolonización de Nabarra y de las Islas Canarias, además la entrega de las ciudades ocupadas de Ceuta, Melilla y las islas e islotes del norte de África a Marruecos.

Tanto el PSOE como el PP son partidos monárquicos y colonialistas y no van a apoyar nuestra descolonización gratuitamente y por las buenas, ni los otros partidos españoles tampoco, de las tendencias que sean, como IU. Es el Pueblo-Nación de Nabarra, cuando consigamos estructurarnos con la fuerza suficiente, representando a todas las clases sociales e intereses de este bello País, quien podrá exigir a las metrópolis de España y Francia, a la corona española y a la presidencia republicana francesa, el calendario de descolonización, que venimos exigiendo desde la violenta, sanguinaria y brutal invasión y ocupación que sufrimos desde hace muchos siglos.

Por ello, participar en estas elecciones al Congreso y al Senado españoles, en este siglo XXI, es descomponerse como persona y habitante de nuestro Pueblo-Nación; es renegar de nuestro pasado soberano y de nuestro futuro libertario e independiente. Es desvalorizarse ante sí mismo y ante sus amigos y compatriotas nabarros, que creemos en nuestra Nación y en nuestro Estado. Es el hecho de querer ser español y no nabarro; es perder nuestra personalidad de lucha y de los éxitos de nuestra diplomacia.

Si un Pueblo tiene necesidad de su independencia para desarrollarse económicamente y culturalmente y liberarse, ¿en nombre de quién se le va a impedir? Tenemos la legitimidad de los territorios que componen nuestro Pueblo-Nación, invadido, ocupado y colonizado a lo largo de los siglos-del XI al XVII-tras una feroz resistencia por parte nabarra; tenemos la voluntad de los que llevamos luchando muchos años en esta última etapa; tenemos una diplomacia y un movimiento de liberación, y si nos es necesario una Casa Real propia que deslegitima a la extranjera española.

Tenemos nuestro territorio, nuestra población, nuestra diplomacia, el siguiente paso es tener nuestro propio Gobierno y la primera acción inmediata para lograrlo es alejándose de las urnas españolas el próximo día 20 de noviembre. Nabarra ez bozka!

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Sin soberania no hay democracia

La soberanía es un concepto clave en la sociedad política. Las premisas de que la soberanía por naturaleza no puede ser compartida y que sin soberanía no hay democracia, nos ponen en la pista de su verdadero significado. El principio de libertas de decisión, que se atribuye a la colectividad social de rango estatal, es hoy en día el rasgo fundamental y mas característico de la soberanía.

            Como ya se ha dicho, sin soberanía no puede haber derechos políticos ni por tanto democracia. Una sociedad sin soberanía no puede vivir en democracia; pues aquella resulta imprescindible para el ejercicio de los derechos humanos y de las libertades individuales y colectivos. O viceversa, si una sociedad no tiene reconocidos sus derechos humanos y políticos, ni puede ejercerlos, es porque no es soberanía.

            La falta de soberanía se evidencia en la incapacidad real que siempre tendrá la dependiente autonomía estatutaria para, en lo fundamental, dictar normas y legislar por si sola, así como la imposibilidad efectiva de decidir sobre los aspectos que hacen referencia a la existencia objetiva de la propia sociedad en materias decisivas: políticas, económicas, culturales, y sociales.

            El sistema jurídico para que sea realmente tal, tiene que ser completo y soberano. Es decir, constar de poderes legislativos, ejecutivo, administración de justicia y coercitivo, sin que falte ninguno de ellos, pues la más minima carencia impide el correcto funcionamiento del sistema, y con ello la soberanía y la estatalidad. “La soberanía compartida” es una demagogia, ya que la soberanía, para serlo, o es plena o no lo es.

            Entelequias como “la nacionalidad compartida” “doble nacionalidad” o “co soberanía”, podrán ser propuestas arbitradas por los dos Estados hoy administradores del territorio de Nabarra. Sin embargo, ni la doble nacionalidad ni tampoco la ciudadanía europea pueden dar solución al problema de la soberanía en una sociedad dominada, como Nabarra. La soberanía ciudadana, el sistema jurídico de Nabarra, su sociedad autodeterminada y su ordenamiento legal democrático exigen la existencia de su propio Estado.

            Sin soberanía no hay democracia y sin soberanía tampoco propiamente una sociedad, o lo que igual, que, aun existiendo esta, no es reconocida, es negada y ocultada. La soberanía es, quiérase o no, premisa fundamental de la sociedad democrática. Una sociedad para ser democrática tiene que ser soberana y por lo tanto no puede reconocer a otra sociedad como superior. Es la base e inicio de todos los derechos democráticos. Sin la misma no puede haber un sistema democrático.

            La representación de la soberanía únicamente la pueden ejercer los miembros de la propia sociedad, jamás de otra sociedad ajena. La soberanía como la libertad es intransmisible, imprescindible, inviolable, e inalienable. No es mas que la propia libertad que aporta en su concepto, sociedad y territorio, el poder uno y supremo de la soberanía, que no reconoce a nadie superior a si misma.

            La sociedad soberana determina y actúa siempre y exclusivamente por su propia voluntad, la orden que ella imparte  no esta influida o provocada por una voluntad superior a la de la colectividad misma, si no dada únicamente por aquella que quiera darla. La soberanía es una voluntad que no es, ni puede ser jamás, mandada por otra voluntad.

            La soberanía es, en si misma, un concepto positivo, racional y liberador, que se contrapone a lo negativo, como la violencia, la dominación y la invasión. Seria absurdo que la soberanía, o el soberanismo, pudieran ser equiparados a calificarlos infamantes o descarnio. Postular o reivindicar la soberanía, se halla nítidamente en el campo de los Derechos Humanos y de las libertades individuales y colectivas.

            Las soberanías se comunican entre si de igual a igual, no admiten una relación desigual, pues entonces una de ellas dejaría de ser soberana. Cuando un Estado es ocupado por otro, la soberanía del primero queda hibernada, no cedida ni anulada. El Estado dominado y su soberanía no se extinguen, sino que perviven en las relaciones culturales, lingüísticas, sociales y jurídicas de la sociedad dominada. Mientras exista la sociedad de la nación dominada esta mantiene en su seno y de forma aletargada y en potencia la soberanía de su propio Estado.

            El Estado es la personalización jurídica de la sociedad. La soberanía es la conjunción entre lo social y lo jurídico, entre la sociedad y el Estado. La soberanía  social se plasma en el supremo y constituyente poder jurídico de su Estado. De ahí el interés de los Estados gran-nacionales dominantes por asimilar a la sociedad del Estado dominado, mediante agresiones programadas como la eliminación de la organización jurídico-política de la nación dominada (nacionicidio o estatacidio).

            Un Estado dominador es el que ejerce la dominación sobre un territorio conquistado con violencia. La dominación implica una relación desigual entre el Estado dominante y el Estado dominado.

            Nabarra es hoy en día, una sociedad dominada y sin voz propia. La soberanía ciudadana se haya secuestrada fruto de la dominación permanente. En estas condiciones recuperar la palabra es comenzar a recuperar la libertad de nuestro amado pueblo-estado-nación, Nabarra.

Soberanía o subordinación







martes, 8 de noviembre de 2011

La particion territorial de Nabarra

La imperialista Corona de Castilla fortaleció la dominación y posterior colonización en las nuevas posiciones adquiridas a sangre, fuego, y por la fuerza en la Nabarra marítima (occidental) consistiendo la foralidad de los territorios para obtener el sometimiento e impedir el agravio comparativo. Esta política se desarrollo principalmente como valladar contra el Estado de los vascos, Nabarra.

            Ciertamente existió un derecho publico en las llamadas Vascongadas, aunque el poder real castellano, con un interés aparentemente ambiguo, siempre tuvo presente su dominio jurídico-político. A partir del siglo XVIII, dicha foralidad adquirió un significado defensivo y de resistencia contra los proyectos uniformista de la Corona española. Es por todo ello por lo que este derecho no pudo alcanzar la consideración de un sistema jurídico completo, ni en lo relativo a su estructura ni en su contenido.

            En el ámbito del Derecho Publico, la  monarquía castellana permitió la ilusión de disfrutar de fueros, pero estos eran inconexos y sin relación estructural con el sistema jurídico nacional propio. Todo ello con el objetivo de consolidar la partición territorial, fortalecer la subordinación y la integración en un estado extranjero .Algo parecido ocurrió en la Nabarra pirenaico Aragonesa, a causa del conde de Barcelona.

            La foralidad vascongada bajo la corona castellana, sobre todo en el derecho público, no es auténticamente nacional, aunque se trate de un fenomeno jurídico-político especifico dentro de una organización jurídica de dicho reino. Sin embargo, una vez conquistado el resto de la Nabarra cispirenaica, la foralidad en su conjunto, adquirio un sentido político nuevo, de resistencia a la absorción, mientras en la Nabarra residual lo fue para defender los restos del sistema jurídico nacional.

            El fracaso territorial actual tiene su origen en las conquistas. Con anterioridad a las invasiones la estatalidad política era única. Las denominaciones locales (Tudela, Nájera, Belorado, Baztan, Bizkaia, Estella, Araba, Roncal, Gipuzkoa, Tafalla, etc), mas o menos definitivas, tenían un valor geográfico en las actas reales y servían para ubicar las tenencias en que se situaban los representantes de la administración real, judicial y de seguridad, careciendo de entidad política diferenciada. Fue a partir de las sucesivas conquistas cuando se potencio la diferenciación de los territorios acupados respecto al resto de Nabarra, todavía independiente, y se impusieron corregidores y juntas de hermandad castellanas que los fueron configurando como provincias de Castilla. Así ocurrió en 1176 al territorio nabarro al sur del Ebro que se denominaba Najera, Calahorra y Logroño, y después La Rioja; tras la conquista de 1200 Bizkaia era un señorío castellano que se extendió al Durangesado y a las Encartaciones: la actividad iniciada por la Cofradía de Arriaga en 1332 y la hermandad de Ayala en 1487 terminaron por construir la actual Araba; y es en el siglo XVII cuando a la tierra de Guipuzkoa se le denomino por primera vez provincia. Todos sus habitantes eran nabarros, aunque Castilla dejara de dominarlos así a partir de 1200, para no deslegitimar su ocupación.

            El termino de “Euskal Herria” se refleja por escrito en el ámbito político del Reino de Nabarra a partir del siglo VXI, para designar a todos los que hablan el euskera, cuando ya se tenia consciencia de que existían vascoparlantes sujetos a otros poderes políticos extranjeros.

            Es una gran incongruencia aceptar, en menor o mayor medida la justificación histórica de la existencia jurídico-política de la comunidad española autónoma vasca y de la comunidad foral española Navarra, en unos derechos históricos originarios y, por el contrario negarle valor alguno a la unidad territorial del Reino de Nabarra,y a la relación entre la regiones históricas de la antigua Vasconia: Nabarra (o Vasconia nuclear), Aquitania (Wasconia) Gascuña, la CAV o provincias españolas vascongadas (Nabarra maritima u occidental), La Rioja y el Alto Aragón. No hay que olvidar que el sistema jurídico vasco por antonomasia es el que formo el Estado de Nabarra , cuyas instituciones perduraron en aspectos sustanciales hasta mediados del siglo XIX. Es precisamente a finales de este siglo, tras el desmantelamiento político e institucional del Reino de Nabarra, cuando empezó a sustituirse el concepto sociopolitico de Nabarra por el Pais Vasco-Nabarro, claro ejemplo de minorizacion, y que responde mas bien a una denominación socio-cultural. Todavía durante la primera guerra carlista (1833-1839) en nombre “Navarra” abarca al conjunto de los territorios con expresiones como “guerra de Navarra” y “ejercito de Navarra”.Agustín Chao deja constancia de dicha apreciación socio-política, todavía solamente viva, en su libro viaje por Navarra durante la sublevación de los vascos  (1833-1839).

            La utilización de Euzkadi/Euskadi de Sabino Arana ha acabado aceptándose, para la división industrializada del País. Los medios de comunicación españoles la usan porque define ahora a los territorios de la española CAV, y establece la separación con el resto de Nabarra; objetivo fundamental de la historia de la colonización y sumisión. Algo parecido ocurre con el termino “País Vasco” que, incluso en medios de comunicación dirigidos por el autonomismo español vasco, se viene utilizando como traducción de Euskadi (“País Vasco ven y cuéntalo”). Así, la expresión “País Vasco y Navarra” se va asumiendo como expresión de una separación “normalizada” por el constitucionalismo español.

Soberanía o subordinación.

lunes, 7 de noviembre de 2011

No basta con Euskal Herria


Es muy penoso que, a pesar de los acontecimientos acumulados y de la experiencia conocida, se siga insistiendo en concebir la nación en base a importantes conocimientos culturales lingüísticos y populares, junto con estructuras institucionales y administrativas “foralizadas” pero viciadas desde su origen por ser el producto de la violenta colonización de los dos Estados extranjeros, España y Francia.
           
            Mientras no se reconozca la profunda, palpable y omnipresente nación Nabarra no hay nada que hacer. El Reino de España y la actual republica francesa lo tienen fácil. Seguirán tratándonos no como un conflicto entre naciones, sino problemas internos causados por el desquiciamiento de lo que ellos entienden un “sano regionalismo” o “particularismo identitario”. A una mala, aun les queda el recurso a un seudo federalismo cultural, para dar salida a unos supuestos derechos históricos de las naciones periféricas.

            En cambio, si descubrimos y asumimos la condición de que nos hallamos en una sociedad política, que tiene su propia estatalizad hibernada, los problemas que nos atenazan se solucionaran de forma ineludible por la vía en que realmente se plantean la resolución de los conflictos entre naciones dominantes y naciones dominadas, entre Estado gran-nacionales imperialistas y Estados ocupados.

            Seguir, con tozudez, la ingenua pretensión de repintar a la comunidad cultural de sociedad política, es un empeño inútil, como demuestra la experiencia y el saber que estamos ante un problema de naturaleza jurídico-política.

            Los puzzles y rompecabezas con las competencias institucionales de la constitución española, no conducen a nada, pues como ya se ha comprobado repetidamente son juegos que no modifican la actual situación de dominación. Al fin el estatutismo y el autonomismo consagran el estatus quo de sojuzgamiento, dependencia y marginación.

            La calculada formulación de estilo para diferenciar “navarros” y “vascos”, “nacionalistas” y “no nacionalistas”, o “vascos españoles” y “vasco franceses”, buscan la desintegración de la sociedad política, en beneficio de los Estados dominantes, español y francés. La ignorancia, fomentada comenzando por los sistemas educativos, es utilizada políticamente para seguir debilitando a la nación dominada, hasta conseguir su desaparición.

            Hasta ahora no se ha salido del espejo de la nación cultural, porque se confía únicamente en la lengua y en la cultura popular, ignorando la importancia que tiene la cultura política. Sin embargo, la sociedad política que conforma la nación, si es realmente integradora, plural e intercultural; es la que con naturalidad ejerce la constitucionalización de su sistema jurídico, garantía de los derechos ciudadanos y de la verdadera recuperación de su Estado soberano que la protege.

            Los partidos políticos, que se dicen mas o menos soberanistas, continúan sin asumir en sus idearios la verdadera cultura política de este pais Nabarra. Los mitos de los “estados vascos”, de la “voluntaria entrega”, del “pacto político” y de “los derechos históricos” no son hoy una cultura política, sino crueles falsedades y trágicos errores, a desenmascarar y rechazar, cuyo objetivo en la practica es la integración en el Estado español.

            La cultura de la sociedad política esta articulada en el acervo de la estatalizad de nabarra. Los actuales territorios llamados históricos, “zazpiak bat” o “seiak bat” Nabarra, Araba, Bizkaia, Guipuzkoa, Laburbi y Zuberoa, son divisiones forzadas de la territorialidad política de la Nabarra entera (      Nabarra osoa) Dichos territorios, ya desde antes de que se configuraran como tales, eran políticamente nabarros, y solo el proceso nacionicida, de sus sucesivas conquistas militares, quebró esta territorialidad.

            La centralidad, con todo lo que con lleva,y la legitimidad histórica de la soberanía nacional, se hallan en Nabarra entera. Es decir, estos territorios, al igual que la Nabarra reducida, tenían su propia centralidad nabarra, por lo que cuando quedaron bajo el dominio de otra centralidad ajena se convirtieron en periféricos, sometidos, dependientes, y marginales.

            En la geopolítica-histórica europea, la centralidad política pirenaica se halla en el Reino de Pamplona, después llamado de Nabarra. Los territorios con denominaciones propias, o estaban dentro de su centralidad nabarra o, violentamente arrancados de ella, eran sometidos a la dependencia de la centralidad de otro Estado extranjero. Pero, a pesar de ello, siempre han conservado su derecho inalienable a rehabilitarse en su propia estatalidad, que es la Nabarra.

            El desconocimiento del origen del problema impide darse cuenta de otro grave error, como el de intentar tapar el hueco de una denominación política mediante la utilización de una expresión cultural. Euskal Herria es un ámbito cultural que no obedece ni depende de delimitaciones territoriales, consecuencia de coyunturas políticas determinadas.

            La solución a este patético problema de saber cual es el nombre de la expresión política de nuestra necesidad de soberanía, libertad y democracia, por encima de las divisiones impuestas, solamente la podemos encontrar antes de la destrucción llevada a cabo sobre nuestro país entero: Nabarra, como expresión política de la voluntad de sus habitantes: Nabarra, como el Estado de todos los vascos.

            La libertad de poder llamar a las cosas por su nombre es un derecho de todos los seres humanos. Así, decir que el euskera es nuestra patria, no pasa de ser una hermosa metáfora, que tiene mucho sentido para incentivar la recuperación y defensa de la lengua propia, pero que también sirve a algunos para no incomodar a las partías invasoras que nos imponen sus derechos y sus lenguas, negando y ocultando nuestra Linguare Navarrorun y nuestra patria. La patria no es la lengua ya que esta es el medio de comunicación de una determinada sociedad y la patria, hablando con precisión, es el Estado propio, nuestra Nabarra.

Soberanía o subordinación.

           

jueves, 3 de noviembre de 2011

20N, abstención patriótica

“Nadie puede darte tu libertad. Nadie puede darte tu igualdad o justicia o cualquier otra cosa. Si tú eres un hombre, tómala”. Malcolm X

Hace ya casi 500 seis años que la Nabarra reducida y residual situada al sur del Pirineo está ocupada por el Reino de España, un país extranjero. Por ello, todos los ciudadanos y ciudadanas de ella y los de otros territorios ocupados por el Reino de Castilla(-León) y el Condado de Barcelona con anterioridad, no cuentan desde entonces con el básico derecho de expresarse. Todas las votaciones que aquí se han celebrado y que se celebren en un futuro bajo sometimiento político y militar español son ilegales y carecen de cualquier valor jurídico ante los Organismos Internacionales, un ejemplo claro de ello son las elecciones llevadas a cabo en Francia durante la ocupación gracias a la labor colonial del gobierno colaboracionista de Vicky, carentes de valor jurídico alguno y que fueron anuladas tras la liberación.

Éste principio de ilegitimidad también debe ser aplicado a Nabarra, ya que cualquier elección celebrada en un País o Estado ocupado desde hace siglos, como es nuestro caso, goza del principio de ilegalidad y no tiene ningún valor jurídico, y menos ante los Organismos Internacionales como son en este caso la Organización de las Naciones Unidas y por supuesto la Comunidad Económica Europea.

La potencia imperialista ocupante del Reino de España con su Corona a la cabeza, está haciendo una vez más enormes para que haya una gran participación el día 20 de noviembre. De nuevo, unas elecciones que se imponen en este País ocupado para intentar mostrarlas como legítimas ante los Organismos Internacionales, los cuales conocen perfectamente los principios aplicables a elecciones en territorios colonizados, donde van a votar los súbditos de la potencia imperial ocupante, junto a los miembros de la administración colonial y de la justicia, la seguridad, la policía, las fuerzas militares de ocupación extranjera.

No debemos pasar por alto, que todos los partidos políticos, fuerzas políticas dirán otros, que presentan sus listas a los comicios del 20 de noviembre son indudablemente partidos exclusivamente españoles, que en muchos casos se han convertido en agentes colaboracionistas y colonizadores dados de alta por la potencia imperial ocupante, pues aceptan las reglas de juego que se imponen desde el colonizador Reino de España mediante su Constitución, la cual es ajena y extraña para los nabarros y nabarras.

Cualquier elección que no se celebre en una Nabarra libre, independiente y soberana, cuenta de facto con el principio de nulidad internacional y va contra todas las resoluciones de la IV Comisión de la Organización de las Naciones Unidas sobre las leyes a aplicar en los territorios colonizados y ocupados por potencias extranjeras, como es nuestro caso.

La resolución 1514 (XV), de diciembre de 1960, sobre el derecho de los Pueblos colonizados a su autodeterminación e independencia, se aplicaba a todos los territorios dependientes sin excepción, es decir, "los territorios bajo tutela, los territorios no autónomos y todos aquellos territorios que no han accedido a la independencia".

Nuestra Patria, nuestro País, nuestro Estado, Nabarra, está dentro de los citados territorios a pesar de la oposición española-y francesa-desde un principio. La definición de territorios no autónomos estaba dada por la resolución 742 (VIII), del 27 de noviembre de 1953, que señalaba los factores a tomar en consideración para ver si un territorio era o no autónomo.

Según esta resolución, un territorio no autónomo se caracterizaba por el hecho de que estaba "geográficamente separado y étnicamente o culturalmente distinto del país que lo administra" (principio IV). Además, hacía falta tener en cuenta estos suplementarios, que podían ser "de naturaleza administrativa, política, jurídica, económica o histórica", lo que lo colocaba, "arbitrariamente", en un estado de subordinación con respeto a la metrópoli (principio V). Recíprocamente, un territorio había alcanzado la plena autonomía cuando se había convertido en un Estado independiente, algo que demuestra la historia, nuestra historia política en el devenir europeo, ya que desde el año 824 al año 1620 nuestros antepasados fueron libres, independientes y soberanos dentro del Reino de Nabarra, el cual estaba reconocido internacionalmente, además de regido por nuestro autóctono y horizontal Derecho Pirenaico.

Un problema que se planteó, desde el principio, era la definición de "Territorios no Autónomos", pero la declaración 1514, del 15 de diciembre de 1960, había aclarado todos los conceptos, que se caracterizaba según esta resolución de un territorio no autónomo, "que es el nombre que se daba a las colonias, por el hecho de que estaba geográficamente separado y étnicamente o culturalmente distinto del país que lo administra", que es el principio (IV) de la Declaración. En nuestro caso sufrimos la presencia de Virreyes españoles y extranjeros o el paso político y jurídico colonial de Reino ocupado a provincia española.

La Comisión Soberanista de Nabarra (NBK-CSN) ha enviado a diferentes Organismos Internacionales el proyecto que tiene el gobierno monárquico y español del PSOE, con el acuerdo tácito del partido monárquico y español del PP, y de cualquier otro partido o coalición política por ende monárquica y española que se preste en celebrar y participar en las elecciones este 20 de noviembre de 2011 en cualquier territorio ocupado perteneciente al Estado o País de Nabarra, para que se declare desde ahora su nulidad y así se le haga saber oficialmente al gobierno imperialista y colonial español todo cuanto hemos expuesto, denunciándose también a todos cuantos participen en esta nueva maniobra imperial y colonial-especialmente a los colaboradores del colonialismo, los autonomistas, regionalistas y/o ¿nacionalistas?-que va contra los principios Jurídicos Internacionales emanados desde la Organización de las Naciones Unidas y del Derecho de autodeterminación de los Pueblos colonizados.

Por ello, desde la Comisión Soberanista de Nabarra (NBK-CSN) solicitamos la abstención patriótica para el próximo 20 de noviembre, de todos los nabarros y nabarras independentistas, soberanistas, estatalistas, legitimistas y patriotas en general que viven en los territorios ocupados por el Reino de España o que se encuentran en la diáspora, Americana, Africana, Asiática, Europea y Oceánica-como ya pedimos en mayo pasado-, y denunciaremos a cuantos vayan a participar y colaborar en esta nueva maniobra colonial del gobierno imperialista español.

¡20 de noviembre, abstención patriótica!

Nabarra ez bozka!

NABARRAKO BURUJABETZA KOMISIOA-COMISIÓN SOBERANISTA DE NABARRA